Una suite en el mejor hotel de Paris. Un espacio de techos altos, grades cortinas, recargados sillones... y una gran cama en el centro. Sábanas de seda perfectamente estiradas y miles de cojines . Todo en tonos suaves y agradables... color beige y hueso creaban un ambiente de tranquilidad. A la izquierda un piano, y alumbrado tenuemente por un candelabro, un señor de traje y sombrero de copa tocaba sin cesar "Para Elisa"...
Nosotros al fondo de la habitación disfrutando de una botella de champagne, frente a una gran cristalera con vistas a todo Paris.
"Siempre nos quedará..."
Kelpie.
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